Justificación

 
El hombre es, en virtud de su propia condición, un animal histórico, social, político, una realidad de lenguaje; desde el mismo momento en que tomó conciencia de su condición, se vio precisado a abordar innumerables cuestionamientos a cerca de la realidad circundante. Este hombre ascendido desde una realidad biológica a una realidad social, notó que para proyectarse era necesario construir una manera de comunicarse con los demás de su especie y con la realidad que le circunda; se descubre entonces como realidad de lenguaje, instrumental éste mediante el cual el hombre asienta su morada en el mundo, logra en él su proyección, la convivencia con otros, su propia conquista y, por qué no, su realización personal. El lenguaje se constituye, pues, en el punto de encuentro del hombre consigo mismo, con el otro y con lo otro, en perspectiva de la consecución de su autodeterminación y trascendencia.
Suele señalarse, por otra parte, que quien desconoce su pasado está condenado a repetirlo, para conocer ese pasado es preciso mirar atrás, retomar aquello que en alguna medida el hombre mismo ha olvidado; en este caso de las lenguas clásicas, entre ellas el latín, otrora idioma de la cultura, la fuente de la que emergieron gran número de nuevos y actuales idiomas, que se extienden en la actualidad por múltiples latitudes. En la cultura y en las lenguas clásicas podemos encontrar el origen y sentido de la variada terminología que hoy utilizamos; esta es una razón para retornar al latín, al griego y, a su cultura, para descubrir en ellos parte de la inmensa riqueza que guardan y que nos han legado.